(Serie "Accesos". Material enviado al proyecto editorial colectivo "Ruta". Invitación del Colectivo Plataforma, Concepción, Chile.)
El doble juego. El acceso
es también la salida. Acceso desde el punto de vista foráneo, desde
lo que se espera de una ciudad, lo que satisface o defrauda las
expectativas del visitante. Pero para el residente, el mismo espacio
es la salida, la periferia, el lugar donde esa ciudad cree deshacerse
de lo que pretende dañino. Así encontramos viviendas sociales,
pobreza, vertederos, centros de reclusión, todo lo que no queremos
ver. En el norte de Chile, además, donde la ciudad limita con la
nada en términos de propiedad privada, limita a su vez con el todo
en términos de posibilidades ¿posibilidades de qué? No de
realización en un sentido aceptable, pues es periferia, espacio de
contrasistema, así se desarrolla su potencialidad de esconder lo
siniestro, de cobijar tanto amoríos ocultos como cadáveres, pasando
por un completo abanico de asuntos reñidos con la estricta y
estrecha moral citadina. Ese es el espacio que se pretende abordar,
desde adentro, encontrarnos con nuestros despojos, resignificarlos y
exponerlos sin vergüenza, invertir el ejercicio del ciudadano común,
permitir que se nos conozca por nuestra basura, pero no esconderla en
bolsas negras, menos aún debajo de la alfombra, sino que rescatarla,
dignificarla, mostrarla y permitir que otros descifren nuestra
identidad como habitantes de una ciudad que cada vez se niega más a
si misma, que falsea descaradamente su origen. Estos somos, aquí
estamos.
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